La inteligencia artificial está al servicio de la Medicina y, al servicio del paciente. Entraña riesgos, requiere control y precisión, pero es ya una herramienta cotidiana para la prevención, predicción, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades. El catedrático de Medicina Legal y Forense José Antonio Lorente, el médico especialista en Urología y director de la Fundación para la Investigación en Urología José Manuel Cózar y el catedrático de Lenguajes y Sistemas Sergio Damas han expuesto en TAI Granada algunas de las aplicaciones de las nuevas tecnologías a la Medicina.
En las bases de datos de investigación biomédica, ha expuesto Lorente, el número de publicaciones en las que IA y Medicina aparecen relacionadas se ha multiplicado por 19 en poco más de una década. «La utilidad en el área biomédica es innegable», ha señalado Lorente en la presentación de la charla. Entre otras aplicaciones, el experto en Medicina Legal ha subrayado los campos de la medicina preventiva y predictiva.
En la charla han convivido las dos vertientes de esta relación: Tecnología y Medicina. Sergio Damas ha expuesto soluciones como la delimitación de zonas para tratamientos de cáncer aplicando técnicas de inteligencia artificial, o el seguimiento gracias a los algoritmos de la evolución del tratamiento en pacientes oncológicos. Ambas son una gran fuente de información para los sanitarios. Basta un ejemplo: el entrenamiento de máquinas con grandes bases de datos mejora en diez puntos la capacidad de diagnóstico de profesionales con años de experiencia.
Otra de las aplicaciones es la comparación de imágenes, por ejemplo, para localizar a desaparecidos o realizar proyecciones de cráneos en tres dimensiones a través de imágenes. Esto ayuda, por ejemplo a los forenses, a tomar decisiones de identificación.
«La inteligencia artificial ha venido a mejorar la relación con el paciente», ha destacado Cózar. La IA, ha dicho, «está invadiendo y es importante que aprovechemos, que los clínicos seamos capaces de liderar este movimiento para aprovecharla».
Hay que recordar que se trata de utilizar algoritmos para tratar a las personas. Uno de los ejemplos es el diagnóstico del cáncer de próstata. Mientras antes entraba en juego la intuición del sanitario, ahora se ayudan de la fusión de distintas pruebas diagnósticas a través de inteligencia artificial para determinar si es necesario practicar una biopsia y dónde hacerla. Se ha pasado de las tomas de muestras aleatorias a las biopsias cognitivas.
La IA ha revolucionado también los tratamientos, el seguimiento de la evolución de los tumores y las cirugías. El robot Da Vinci, ha ejemplificado Cózar, ha permitido retirar, por ejemplo, el temblor de los cirujanos, y les ayuda a tomar decisiones críticas durante la operación.